Tips
- Las características anatómicas de la mujer, hacen que este subtipo de infecciones sean muy frecuentes en este grupo poblacional, y muchas de ellas necesitarán tratamiento ginecológico.
- Los hábitos miccionales, higiénicos, la edad e incluso los embarazos, son determinantes al momento de evaluar los riesgos de una infección urinaria.
- Una correcta evaluación de los síntomas, permitirá en regla general comenzar con el tratamiento, pero una muestra de orina correctamente recolectada al inicio, podrá suministrarnos informaciones muy valiosas.
- Una medicación oportuna producirá rápido alivio de los síntomas, pero siempre es necesario cumplir con la totalidad de los días indicados para el tratamiento.
Las infecciones de las vías urinarias, son una patología particularmente frecuente en las mujeres, como consecuencia de algunas características anatómicas que las hacen más susceptibles a las colonizaciones bacterianas por gérmenes provenientes de órganos cercanos, como el recto. En general no existen razones obvias para explicar por que las mujeres sufren infecciones urinarias.
Muchas pacientes sufren de algún episodio infeccioso durante su vida, y casi la mitad necesitará realizar un tratamiento, el que fácilmente resolverá el cuadro sin que revista mayor gravedad, con excepción de aquellos casos, donde las bacterias logren ascender e infectar los riñones, y la infección tenga mayor gravedad. Existe un subgrupo de mujeres con cierta tendencia a tener episodios recurrentes, los cuales deben ser correctamente evaluados y prevenidos.

Ciertas situaciones aumentan el riesgo de infecciones urinarias:
- Las relaciones sexuales al permitir el acceso de gérmenes cercanos a la uretra. Es importante aclarar que en general no son producidas por gérmenes de transmisión sexual, si no que la mecánica del acto sexual y las características anatómicas femeninas, permiten el desarrollo de las mismas. Es por esto que casi nunca se necesita dar tratamientos a la pareja luego de un episodio de infección urinaria.
- El vaciado incompleto de la vejiga por un cálculo o por disfunciones al momento de orinar.
- La menopausia, ya que al disminuir el nivel estrógenico en la región, cambian las características de los tejidos cercanos y esto predispone a la radicación de gérmenes.
- Una inadecuada limpieza genital, porque permitirá el contacto de gérmenes intestinales con la uretra.
- El embarazo, donde la paciente debe estar particularmente alerta de los síntomas porque pueden generar complicaciones en la gestación, como parto prematuro o un bajo peso del niño recién nacido.
Síntomas:
Son variados y pueden aparecer súbitamente, entre estos:
- Un deseo imperioso de orinar que obliga a la paciente a acudir urgente al baño.
- Un dolor o ardor en la zona al orinar que persiste una vez finalizada la micción.
- Una sensación de vaciado incompleto de la vejiga.
- Los deseos de orinar repetidas veces en poco tiempo y en general con muy poca cantidad.
- Los dolores en la parte inferior del abdomen.
- La orina en general es de fuerte olor, de aspecto turbio e incluso puede teñirse con sangre.
- Si se agrava el cuadro, se presentarán dolores de espalda, fiebre o escalofríos, náuseas o vómitos, por lo que es necesario consultar rápidamente con su médico.
Muestra de orina:
Es clave recolectar correctamente la muestra que se enviará al laboratorio, ya que son frecuentes los problemas en el procesamiento de las muestras mal recolectadas.
- La muestra debe tomarse en un recipiente estéril de boca ancha.
- La paciente debe higienizar cuidadosamente sus genitales desde adelante hacia atrás sin tocar el recto.
- Si está con flujo vaginal o menstruando, es aconsejable colocar un tampón previo a la toma que se puede retirar luego.
- Que comience a orinar en el inodoro, y de la parte media de la micción recolecte la muestra.
- Que cierre el frasco sin tocar su interior.

Prevención:
Entre las medidas útiles para prevenir esta patología podemos mencionar:
- Ir al baño en cuanto se sienten ganas de orinar, evitando retener la orina.
- Tratar la constipación, utilizando el método que la paciente considere más efectivo, como el consumo de fibras, laxantes o la ingesta habitual de abundantes líquidos.
- Higienizar los genitales en sentido antero posterior al ir al baño y antes de las relaciones sexuales.
- Orinar luego de las relaciones sexuales.
- Consumir jugos o extractos de arándano.
Diagnóstico:
Es muy importante hacerlo en forma oportuna, porque en general cuando los síntomas son típicos, no es necesario realizar pruebas adicionales para iniciar el tratamiento, aunque en líneas generales los profesionales solicitarán un estudio de orina para confirmar el diagnóstico y seleccionar el antibiótico más apropiado.
Tratamiento:
En general es en base a antibióticos, cuya duración y vías de administración variarán según la gravedad del episodio. Es muy importante señalar que aunque la paciente experimente una notable mejoría del cuadro, deberá completar el tratamiento indicado por el médico.