Esta silenciosa enfermedad, es la principal patología ósea en el mundo. Las estadísticas indican que casi la mitad de mujeres mayores de 50 años sufrirán una fractura principalmente relacionada a osteoporosis.

La naturaleza funcional del hueso

El hueso es un órgano activo, que permanentemente desarrolla tareas de remodelación y mantenimiento. Por medio de la “reabsorción” de matriz ósea se eliminan los sectores debilitados y envejecidos, que son reemplazados por nuevo tejido óseo. Este proceso constituye un balance continuo, entre la absorción de hueso y la formación de matriz ósea.

Dicho balance es variable en el transcurso de la vida de los pacientes. En adolescentes hasta los 25 años de edad, el balance se inclina hacia una mayor producción de masa ósea, hasta alcanzar el denominado pico de masa ósea. Posteriormente el balance se mantiene de alguna manera equilibrado hasta aproximadamente los 40 años, luego de lo cual se inclina hacia una mayor reabsorción ósea, proceso que se acentúa en las mujeres luego de la menopausia por la caída de los estrógenos. Es por esto que esta patología es mucho más frecuente en las mujeres.

El pico de masa ósea es variable entre pacientes, ya que es influenciado por factores genéticos, el estado nutricional, el ejercicio físico o algunas enfermedades.

El perfil de riesgo

Si bien la edad, el sexo y la carga genética del paciente son factores muy importantes para desarrollar esta enfermedad, existen otras características que modifican el riesgo individual y deben ser tenidas en cuenta. Entre ellas mencionaremos algunos:

  • Pacientes con menopausia precoz antes de los 45 años, en forma natural, por cirugías o tratamientos
  • Algunas enfermedades endocrinológicas como hipertiroidismo, problemas de las glándulas suprarrenales, problemas en los ovarios que disminuyan la producción de estrógeno, e incluso la diabetes.
  • Tener un familiar cercano que tuvo historia cierta de osteoporosis.
  • No realizar actividad física.
  • Dieta con aportes inadecuados de calcio y vitamina D y tener un peso muy bajo, por ejemplo haber sufrido anorexia nerviosa.
  • Fumar o consumir alcohol.
  • Problemas del funcionamiento intestinal que alteren la absorción.
  • Necesidad de utilizar tratamientos prolongados con corticoides, o el uso prolongado de algunos anticoagulantes.
  • -Tener antecedentes de alguna fractura ante un mínimo traumatismo

El test para el diagnóstico

La prueba utilizada para el diagnóstico de esta enfermedad se denomina densitometría mineral ósea, la cual consiste en un estudio radiográfico que con mínimas dosis de radiación permite evaluar la densidad del hueso. Una radiografía convencional no es un método que permita evaluar la densidad mineral ósea.

Los resultados obtenidos son comparados con medidas estándares a través de los cuales se presentan los diagnósticos, que no son más que una comparación de la situación del hueso del paciente con respecto al promedio de la población de la misma edad y del promedio de pico de masa ósea de esa misma población.

La perdida de masa ósea puede manifestarse en dos niveles, el primero denominado osteopenia, paso previo a la situación final, la osteoporosis.

Cuales son las recomendaciones actuales para pesquisar esta patología

Es importante que el paciente tenga noción acerca de esta patología y que ante la presencia de algunos de las condiciones de riesgo ya mencionadas, discuta su situación puntual con su médico tratante para evaluar el momento necesario para realizar una densitometría.

En población general que no presenta factores de riesgo en general existe concordancia en realizar el primer estudio a los 65 años de edad.

También existe acuerdo acerca de que cualquiera sea el resultado obtenido, en general los estudios de control deben realizarse en un intervalo no menor a los dos años para poder evidenciar beneficios del tratamiento.

¿Que cosas puede hacer el paciente para modificar el riesgo de fractura?

Existen un grupo muy importante de medidas que se pueden realizar con el objetivo final de enlentecer el proceso de pérdida de masa ósea por un lado y evitar una fractura osteoporótica por otro.

Ejercicio físico regular

Este no es solo importante para mejorar factores de riesgo de otras patologías, si no también para generar un significativo impacto sobre la osteoporosis. Los efectos sobre la osteoporosis incluyen una disminución en el porcentaje de pérdida de masa ósea, fortalece la musculatura, mejora la coordinación, los reflejos y el equilibrio, permitiendo que el paciente pueda ofrecer una mayor resistencia a las caídas.

Como vemos no solo disminuye el riesgo de osteoporosis, si no que disminuye el riesgo de fracturas al evitar las caídas. Existen algunos tipos de ejercicio físico que son particularmente efectivos como aquellos ejercicios de resistencia o los que implican manejar peso, como ejemplo mencionamos las caminatas o el trote, el baile o las rutinas de gimnasio con uso de pesas.

Eliminar obstáculos en el hogar

que puedan provocar accidentes, iluminar correctamente los ambientes.

Consumo de calcio y vitamina D

si bien se debe estimular el consumo de cantidades adicionales de fuentes de calcio y vitaminas D alimentarias en sus diferentes formas, incluso algunos alimentos que se fabrican especialmente fortificados con calcio. Otro consejo importante es la realización de actividades al aire libre que permita la exposición solar. En pacientes donde se prevé no se cubrirán los requerimientos previstos de estos dos micronutrientes en general se indican suplementos orales que los contengan.

Realizar controles oftalmológicos y otorrinolaringológicos

con el fin de optimizar el funcionamiento de sistemas que controlan el equilibrio.

Utilizar zapatos adecuados bastón en caso de necesitarlo.